Dádivas quebrantan peñas

Asomen con el ejemplo

El indómito correr de los años, el torpe discurrir de un evolutivo proceso de madurez intelectual y todo el bagaje de experiencias que me permite retener el coladero de mi memoria, apenas me dan para hallar cordura en el intrincado proceder de quienes nos gobiernan en Catalunya. Como no regateo esfuerzos en intentar poblar de lógica ese despejado espacio de racionalidad que, sobre todo últimamente, traen aparejadas las obras e inacciones de nuestros políticos, tengo la cabeza a las once. Aun con mi limitado caletre, advierto una manifiesta incongruencia cuando quienes te aplican la Ley con espartano rigor en ciertos apartados, eluden cumplirla en otros que les son menos de su agrado (repare, amigo lector, que donde utilizo el término "incongruencia" no traigo a colación el tan al uso para estos menesteres "hipocresía" por interpretar que en quienes llevan a cabo estos hechos no se aprecia una voluntad contraria a la que finalmente nos muestran; vaya, que existe un propósito nitido de que así sea). Sirva para ilustrar lo arriba referido, el distanciamiento que en innumerables instituciones públicas, tanto autonómicas como locales, se tuvo de los imperativos anejos a la Ley en lo referente al artículo cuarto de la Constitución en la pasada legislatura. En la actual legislatura sí que debería hablar directamente de hipocresía ateniéndome a los hechos y declaraciones vertidas al respecto por los principales actores políticos de nuestro gobierno, cuando, sin rubor alguno, aceptan acatar una ley en tanto que subrayan la independencia y libertad de acción en instituciones locales en las que disfrutan de funciones de gobierno. En resolución, mi escaso cacumen aún da para comprender que haya quien pueda opinar que el incumplimiento del mencionado precepto de la Ley no interfiere significativamente en el bienestar general de los ciudadanos (lo contrario tampoco) y no podré menos que adherirme a quien emita tal parecer. Sin embargo, cuán diferente se interpreta el "gratuito problema" si con el indómito correr de los años, el torpe discurrir de un evolutivo proceso de madurez intelectual y todo el bagaje de experiencias que me permite retener el coladero de mi memoria a la sazón un ayuntamiento, que hace caso omiso de tal o cual artículo legal, arremete con cierta fruición interponiendo una sanción tan sólo por olvidar indicar la hora en que aparcas el vehículo en un área de estacionamiento a tiempo limitado, incluso si sabe de antemano que no sobrepasas el tiempo permitido. Por supuesto, todo esto amparándose en la... legislación vigente.
¿Tan insensato es desear que nuestros políticos se limiten a solventar los problemas que de modo palmario acucian a la ciudadanía y dejen de insinuar cuáles son los ciudadanos buenos o malos en función de las banderas con las que se identifican o la lengua en la que se expresan?