Dádivas quebrantan peñas

Terna de gala en Granollers

112 Ciudadanos de Catalunya rubricaron en la capital del Vallès Oriental una cuidada cita con el proyecto de una nueva formación política en la tarde de ayer, día 19 de abril. Deparó la velada unas atinadas alocuciones a las que dejó paso franco el presentador, Albert, a la sazón coordinador de agrupación en la ciudad del extrarradio barcelonés. Abrió la terna de intervenciones, José Domingo. Lo hizo mostrando al público presente unos pasquines, fijados a los muros del municipio donde reside, que atestiguan la cruel realidad que se empecinan en poner de manifiesto grupúsculos que se arrogan el derecho a decidir quién es, o no, merecedor de recibir la bienvenida en ciertas localidades de Catalunya. ¿Procede destinar la bienvenida, o lo contrario, a quienes ni llegan ni partieron sino que están? La anterior interrogación a guisa de reflexión es de quien modestamente esto escribe. Posteriormente, Francesc de Carreras depuró un sagaz análisis de los motivos que abocaron a un grupo de ciudadanos a incitar a la sociedad a la creación de un nuevo partido político. Concluyó la tanda de intervenciones, Arcadi Espada que se tomó la licencia de imitar al orador que le precedió. Entre su extenso discurso, intercaló que, de la fecha en adelante, todas sus apariciones en medios de comunicación públicos de Catalunya las realizará en castellano como protesta, a título personal, en tanto no se modifiquen los Principios Rectores que rigen el proceder de los profesionales en los medios sujetos a la "Corporació Catalana de Ràdio i Televisió" que rezan, entre otras recomendaciones, según el profesor, periodista y escritor, que en igualdad de condiciones se optará por entrevistar a quienes se expresen en catalán. ¡Prueba inequívoca de la igualdad entre ciudadanos que fomentan los gobernantes de nuestra Comunidad! La ulterior ironía a modo de postilla exclamativa es de un servidor, cronista aficionado que como tal se empeña en socavar el distanciamiento y objetividad en esta humilde crónica. El epílogo a la reunión vino con la participación de los asistentes que permitieron que afloraran en ellos una honda inquietud por la ineficiencia de unos partidos políticos que no aciertan a erradicar la corrupción de la vida pública. La réplica no se hizo esperar y se animó, desde la mesa, a batir el cobre en la abnegada tarea de transformar esta sociedad.




Derecha e izquierda, conceptos ideológicos II

Hoy por hoy, en la compleja sociedad en la que convivimos confluyen infinitas peculiaridades, intereses, afectos... que cincelan un panorama sociopolítico que otorga al témino "anacrónico" el adjetivo que mejor define la bifurcación que trata de encauzar a las corrientes políticas actuales bajo los epígrafes "izquierda" y "derecha". Este tema ya debió sembrar de inquietud al filósofo Ortega y Gasset cuando sin arrobo alguno espetó sobre esta dicotomía que era una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil. Un servidor, cuidando las formas, iría más lejos al afirmar que todavía existen quienes no satisfechos con lo anterior aun deforman la realidad para dar acomodo, en el uso de sus "responsabilidades", a toda condición de medidas políticas en el seno de sus "aparentes" tendencias respectivas. De este modo se ha podido constatar que propios y extraños no mostraban empacho alguno ante cierto partido autocomplaciente con su aureola progresista cuando aprobaba hace más de una década cambios legislativos que precarizaban enormemente las condiciones laborales de sus ciudadanos. Cambios éstos que en el entorno de la Unión Europea bien quisieran para sí muchos partidos denominados de derechas. El mismo partido que empecinado en mostrarse como de izquierdas vuelve por sus fueros en estos momentos cuando trata de hacernos creer que resulta beneficioso para la "objetividad" (requisito que debe imperar en la selección y contratación de personal en las diferentes administraciones públicas) que resulte condición sine qua non pasar una entrevista personal amén de otras tantas medidas englobadas en la futura Ley del Funcionariado para endurecer las normas que rigen un colectivo tan significativo de asalariados. Principalmente cuando queda de manifiesto, en casos que recientemente han saltado a los medios de comunicación, que para ubicar a cargos públicos con responsabilidades políticas se barajan ciertos requisitos que poco casan con la idoneidad y preparación para la función a desempeñar. Todo ello desde una formación política que porta la seña de identidad en el propio nombre. En contraposición, en el ámbito nacional, hace escasas semanas el líder de cierto partido de derechas acabo de marear la perdiz al apuntar que su formación, en el último Congreso celebrado, abogaba por políticas de centro y reformistas. Máxime cuando días atrás para oponerse a un mal Estatut para progresistas de pro (excelente Estatut, por el contrario, para conservadores y superlativo para retrógrados al uso) en el Congreso apeló a los valores propios de sus oponentes, esto es, la izquierda. ¿Hallán ustedes la lógica en tanto despropósito? Pues un servidor les confiesa que aún anda cariacontecido. Ante este número no sé por qué me viene a las mientes la afirmación del santo de Aquino que aseveraba que las leyes injustas no eran en absoluto leyes sino actos de violencia. Para concluir, les suplicaría encarecidamente que no se sorpredieran si a renglón seguido alguién, de los que aquí leen, pregunta: pero en definitiva, Eduardo, usted como asociado de "Ciutadans de Catalunya", ¿cómo se definiría... de derechas o de izquierdas?